La devoción a San Judas Tadeo,
abogado de causas difíciles
Esta muestra de devoción da cuenta de una forma de culto o religión popular que se distingue por ser practicada, en su mayoría, por gente muy joven y por grupos familiares y barriales.
San Judas está considerado como el “abogado” de las causas difíciles y desesperadas o porque muchos lo consideran como uno de los santos más milagrosos.
Al templo de San Hipólito (y San Casiano) se puede llegar en metro, se baja en la estación Hidalgo, en el entronque de las líneas 2 y 3 y se sale hacia la calle de Zarco. O bien, se puede llegar a pie por alguno de los costados del parque de La Alameda, y si se viaja en otro transporte colectivo (autobús o pesero) se toma alguno que recorra la avenida de El Paseo de la Reforma.
Cualquiera que sea el trayecto elegido uno puede ver a las personas que ahí se dirigen y reconocerlas por su atuendo. Por lo regular, visten con una camiseta blanca en la que la figura de San Judas está estampada y es acompañada de alguna leyenda. Dicha figura del personaje se representa ataviada con un manto verde que cubre a la túnica blanca, además de que toca con una mano un medallón dorado que lleva en el pecho y con la otra sostiene un mazo que, en ocasiones, tiene la apariencia de un báculo. Asimismo, de la cabeza del santo surge una pequeña llama o flama en medio de su aureola.
De esta combinación de elementos y colores (verde, amarillo y blanco, principalmente) se conforman las diversas imágenes y objetos que se ofertan en los improvisados puestos que se instalan en las cercanías de la iglesia; lo que provoca, junto con la afluencia de los fieles, que en ese día se cierre el tránsito vehicular en la esquina en la que se encuentra el templo de San Hipólito.
San Judas Tadeo fue un apóstol y primo de Jesucristo que fue martirizado y decapitado por su fe en Cristo. Lo castigan con “el olvido” por llamarse Judas. A pesar de que se le reconoce como santo desde hace mil años, fue una figura olvidada durante siglos por la confusión que se hacía de su nombre con el de Judas Iscariote, uno de los apóstoles de Jesucristo que reveló tras un beso en la mejilla el lugar donde podían capturar al profeta cristiano.