Parafilias: placeres al máximo
Es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña. Suelen, aunque no necesariamente, suceder principalmente porque la persona que las practica ya ha tenido una cantidad muy elevada de placer sexual, que llega un momento en que lo poco no la satisface y quiere más y más de aquella actividad para sentir el orgasmo o excitarse.
La característica esencial de la parafilia es la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, de impulsos o de comportamientos sexuales que por lo general engloban objetos no humanos, niños u otras personas que no consienten o el sufrimiento o humillación de uno mismo o de la pareja.
Las parafilias más comunes son:
Exhibicionismo: exposición de los propios genitales a un extraño que no lo espera.
Fetichismo: uso de objetos inanimados.
Frotteurismo: tocamiento y frotamiento contra una persona que no conciente.
Pedofilia: utilización de niños o prepúberes.
Masoquismo sexual: acto de ser humillado, golpeado, atado o de sufrir de cualquier otra manera como medio de conseguir la excitación sexual.
Sadismo sexual: actos en los que el sufrimiento psicológico o físico de la victima es sexualmente excitante.
Fetichismo transvestida: acto por el que vestirse con ropas del sexo opuesto (en un varón heterosexual) produce excitación.
Voyeurismo: acto de observar ocultamente a personas desnudas, que se están desnudando o que se encuentran en plena actividad sexual.
Al respecto, el sexólogo Magnus Hirschfeld manifiesta que la atracción sexual siempre se desarrolla con base a diferentes estímulos individuales del medio. En este sentido todo ser humano tiene "parafilias" o "fetiches" normales y saludables como sería un hombre que siente preferencia hacia las rubias por sobre las pelirrojas o hacia las delgadas por sobre las gordas, y viceversa. Estos patrones sexuales pueden incluir no sólo aspectos físicos sino objetos -ropa, lencería, uniformes, etc. Para Hirschfeld el fetiche se torna patológico cuando se sobrevalora uno de estos objetos individuales como, por ejemplo, los zapatos.
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